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Entre los muchos artículos que podíamos elegir para reseñar, he escogido el titulado “El rumor de los clásicos. Historias que fueron escritas para ser contadas”, de Gabriel Janer Manila.
Comienza con una breve introducción, en la que el autor hace una reflexión histórica sobre la evolución de la literatura, que en su fase más primitiva se componía de lo que él llama “textos orales”, es decir, historias que se contaban en voz alta y que iban pasando de unas personas a otras, enriqueciéndose con la expresión, emoción, ritmo y lenguaje corporal que cada nuevo narrador les aportaba, y contribuyendo con ello a despertar la imaginación tanto del oyente como del propio narrador.
Partiendo de esta premisa, toma como ejemplo de esa literatura oral los cuentos infantiles clásicos, porque se trata de historias que tradicionalmente se contaban en voz alta y en las que se han reunido las tradiciones y la forma de entender la vida propia de la época y la sociedad en la que se popularizaron.
Los cuentos infantiles que se analizan en el artículo son conocidos por todos: Alicia en el País de las
Maravillas, Caperucita Roja, Peter Pan, El Patito Feo, Pinocho…, y dicho análisis se realiza tanto sobre el autor de cada cuento como sobre la obra en sí, desde una perspectiva psicológica, histórica y social, lo que nos permite apreciar los cambios que se han ido sucediendo en cuanto a la visión que las distintas sociedades han tenido sobre la infancia como época de la vida y sobre los niños en particular.
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En la Inglaterra del siglo XIX, época y lugar en la que vio la luz el cuento de Lewis Carroll, las ideas victorianas presentaban al niño como un ser puro e inocente al que había que proteger, y el mundo adulto se percibía como algo peligroso y corrupto. A la misma época pertenece Caperucita Roja, cuya historia original ha sido tan modificada posteriormente. En ella se contrapone la inocencia y fragilidad de la niñez ante los abusos y peligros del mundo adulto.
En el siglo XX se produce un cambio en esta visión de la infancia, influenciado sin duda por la revolución industrial. El autor del artículo considera que en Peter Pan se nos presenta a un niño más independiente, despierto e inteligente, pero también más egoísta. Sin embargo, se sigue presentando el mundo adulto como algo no deseable, que termina con la parte más original e imaginativa de la vida.
Con la lectura del artículo conocemos muchos detalles biográficos de los autores de todas estas historias tan conocidas, que nos sorprenden y nos hacen entender las motivaciones que se esconden detrás de las mismas, ya que en la mayoría de los casos, pese a que estos cuentos se presentan como destinados a los niños, contienen una gran carga de crítica contra las contradicciones de la sociedad adulta, que a menudo se presenta como cruel, ilógica e injusta.
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El caso de Andersen me parece el más claro para ilustrar esta idea, ya que el autor de El Patito Feo (entre otras muchas historias), fue sometido a las burlas y el maltrato de sus compañeros durante su niñez y su juventud, a causa de su aspecto físico. Más tarde, sin embargo, obtuvo el merecido reconocimiento por su trabajo y se convirtió en el cisne que siempre había sido gracias a la literatura.
Me parece muy acertada la metáfora que utiliza el autor del artículo, cuando compara la corriente de literatura oral que acompaña a la humanidad desde el principio de los tiempos con el rumor del viento, en el que a cada persona le parece escuchar un sonido distinto.
En mi opinión es indiscutible que las historias de ficción han acompañado al hombre desde sus inicios, y, como dice el autor, han sido siempre algo tan valioso para el ser humano que en determinadas épocas no han necesitado ser escritas para perdurar.
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