martes, 29 de octubre de 2013

Regina García Candela. Grupo matutino de lectura de los viernes.

¡Hola Blogger@s!

Aquí os dejo uno de los libros que leí en la E.S.O. Os lo he propuesto porque a mí me encantó, espero que lo disfrutéis o que, al menos, os intereséis por él.

Autor: César Mallorquí
Ilustrador: Paco Giménez
Título: Las Lágrimas de Shiva
Título original: Les llàgrimes de Shiva
Datos editoriales: Barcelona, ed. Edebé, 2005, 240 páginas.

Fuente

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César Mallorquí (1953) nació en Barcelona. Su afición por la literatura ya fue apareciendo desde la infancia y muy pronto publicó su primer relato en una revista. Posteriormente estudió periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y trabajó en La Codorniz y en la cadena SER. Por sus obras ha obtenido diversos galardones. Entre otras: La pared de hielo (Premio Alberto Magno 1992), El coleccionista de sellos (Premio UPC 1995), La casa del Doctor Pétalo (Premio Gigamesh 1996), El último trabajo del Señor Luna (Premio EDEBÉ 1996), La catedral (Premio Gran Angular 2001), La cruz de El Dorado (Premio EDEBÉ 1999), Las Lágrimas de Shiva (Premio EDEBÉ 2002), etc.


El libro transcurre en el verano de 1969, comienza con la enfermedad contagiosa del padre de Javier. Para evitar el contagio, Javier tiene que marcharse a Santander con sus tíos. Allí convive con sus cuatro primas, pero empieza a mantener más relación con Violeta. Ésta cuenta a Javier una vieja historia sobre las lágrimas de Shiva, un collar que recibió un antepasado suyo con motivo de su boda. Lo curioso empieza cuando ambos comienzan a notar la presencia de este antepasado, Beatriz Obregón, la cual no descansa en paz, por haber sido acusada de forma injusta de robar ese collar. A lo largo de la historia, los primos se unen para descubrir la verdad y permitir que Beatriz descanse en paz.

Aquí os dejo un pequeño fragmento del final del libro:


AZUCENA
Y Violeta… Violeta se aproximó a mí, me miró largamente y, de pronto, me besó en la boca, delante de sus padres. Me quedé helado. Por el rabillo del ojo vi que tía Adela ponía cara de sorpresa (y horror) y se disponía a reprendernos, pero también vi que tío Luis sonreía bonachón y le indicaba con un gesto a su mujer que nos dejara en paz, así que me relajé y le devolví a mi prima el beso.

Entonces sonó el silbato de la locomotora, anunciando la proximidad de la partida, y Violeta y yo nos separamos, despacio, como a regañadientes. Ella sonrió y dijo en voz bajita:
–Te quiero, primo.

Le devolví la sonrisa.
–Y yo a ti, prima –respondí.

Luego, el silbato volvió a sonar y subí al vagón a toda prisa. Dejé la maleta en mi compartimento y me asomé a la ventanilla justo cuando el tren se ponía en marcha. Alcé una mano y la agité, diciéndoles adiós a mis tíos y a mis primas.

Y entonces, conforme el tren se alejaba, percibí un perfume familiar, un delicado aroma a nardos, y supe que, aparte de aquéllos a quienes podía ver en el andén, había alguien más despidiéndose de mí en la estación.


Os dejo algunos recursos del libro que he encontrado y que os pueden servir:


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