Ignacio Sotelo, 03/10/2013
Este artículo publicado en El País va explicando cómo ha ido cambiando la enseñanza a lo largo
del tiempo. El autor se centra sobre todo en la crítica hacia el aprendizaje
memorístico, basado en clases magistrales y expositivas, donde el profesor era
el único que poseía el verdadero saber y la autoridad. Además, los contenidos
que se impartían eran tomados como verdaderos y necesarios para la educación de
los alumnos.
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El autor explica que los años fueron pasando, pero el
aprendizaje memorístico siempre estuvo ahí. Pero considera que las cosas están
cambiando. Aquí citamos un fragmento de este artículo que aclara su nueva
perspectiva del aprendizaje, con la cual nosotras estamos totalmente de
acuerdo:
“Se aprende, por tanto, no
acumulando hechos —basta con saber cómo se buscan cuando se necesitan—, sino
poniéndolos en duda, incitando a cuestionarlos. El alumno no es el sujeto
pasivo que debe asimilar los conocimientos que transmite la autoridad del profesor,
sino el protagonista activo que, ante una pregunta que suscita su curiosidad,
busca por sí mismo una respuesta. La función del profesor no es hacer el
trabajo por él, menos sugerirle la respuesta adecuada, sino acompañarle en este
proceso, criticando sus resultados y animándolo a seguir adelante. Poco se
aprende sin el afán previo de conocer algo que nos haya llamado la atención, ni
sin el esfuerzo personal por encontrar la solución.”
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